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Cielo parcialmente nublado; afuera no sé.

jueves, 31 de julio de 2014

Ésta mañana encuentro una parte de ti aquí y casi siento ganas de atiborrarte con cosas que quiero y desquiero, que no tengo, que tuyas o no echo de menos; y con ganas de contarte casualidades y desatinos, que todavía no aprendí a diferenciar entre cóncavo y convexo, ni a reconocer qué parte de ti decía la verdad y cuál era la que mentía.

Y te decía que ésta mañana también estaba dispuesta a saltarme las reglas, a que me cantaras el "quedarme un ratito aquí… contigo”. Y tú no estabas allí. Te confieso que quería encontrarte y hurgar en tus rincones y comprobar si todavía quedaba algo de mí, de otro tiempo, entre tu hígado y tus pulmones. Tropecé con un par en ruinas y dos esqueletos, el tuyo y el mío, que muertos de frío se hablan en silencio y se empujan en la ausencia de palabras al oído y gemidos a olvidarse.

Todavía tengo señales e indicios de que por aquella época no tan remota te reconocía… Al final me gustó tu confianza, tu tacto, la mano experta que siempre avalaba a meter el hilo por el ojal. Resultabas todo un descubrimiento porque olías a agua, a fuerza, a vida... Había días en los que te envidiaba porque la vida te había dado guitarra y agallas para ser tan jodidamente alternativo al resto; no podía ser de otra forma, si siempre me enseñaste a hablar de los problemas.








Tengo cicatrices que no cierran y que por cautela no van a cerrar nunca para recordarme siempre que por mucho que quiera no dejarán de ser tuyas; y les va a crecer carne encima y se deformarán y parecerán apenas un rasguño, pero por dentro seguirán cargadas de quistes.

 

sábado, 12 de julio de 2014




No sé en qué momento pasó, la verdad es que todavía estoy un poco aturdida, no sé; pero aquí estoy yo, divisando por la ventana… inventando todo lo que nunca sucedió.
Ayer vi una ciudad desmoronarse, y un corazón ardiendo en su osadía, he visto tantas cosas ya, tantas cosas, que ya no sé qué es lo que atañe y que no, solo recuerdo el pasado, que se esfumó con un puñado de letras “en línea”, que había muchos delincuentes de tiempo, que se llevaron tu tacto a otra parte.
No me dejaron explicar, no me dieron ni siquiera treinta segundos para deducir los pros y los otros quince para intentar decirte:

Sé que cada una de mis palabras te suenan sordas y huecas, pero estamos abocados a los caprichos del reloj e inevitablemente llegará ese día en el que puedas saber esto y todo lo demás… ¿Y qué es todo lo demás te preguntarás cuando llegues?
Ni siquiera yo sé que es todo lo demás. Porque todavía no lo he desmigajado. Porque todavía no ha ocurrido. Porque todavía tengo toda la vida por delante.
Tengo veinte benditos años y quiero probarlo todo. Lo bello, lo místico, lo banal, lo imposible. Lo grande, lo chico, lo de mentira y lo de verdad, lo artístico. Lo infame, lo loco, lo correcto, lo trágico, lo surrealista. Lo clásico, lo pueril, lo imperfecto, lo desechable, lo frágil. Lo insuperable, lo auténtico, lo efímero, lo espiritual, lo brutal, lo valiente. Lo sexual, lo secreto, lo mágico, lo inolvidable. Lo tuyo y lo de ellos y lo de todos. Lo mío. Quiero probar. Quiero un sueño en conjunto y, al mismo tiempo una ilusión. Y quiero probarlo contigo.
Tenemos tanto en contra, lo sé, y tal vez lleve un año alcanzar el objetivo, pero es mejor un año a una vida entera pensando en el “hubiera sido”. En verdad, no veo mejor forma.
Sólo estoy diciendo, ¿sabes? No estoy siendo rígida ni mucho menos calculadora. Sólo estoy diciendo… que te amo. Y no puedo imaginarme dejar…pasar la oportunidad de conocerte algún día.


Mi corazón no está en paz.





Era sólo eso, tal vez todo.